
14 Feb Edulcorantes ¿Influyen en tu salud?
Los edulcorantes son sustancias químicas que se utilizan como sustitutivos de los azúcares. El uso de edulcorantes está regulado y podemos decir que son seguros para la salud en cantidades no excesivas. Pero el que su consumo sea seguro no quiere decir que sean saludables ni deban formar parte de una alimentación saludable. No recomiendo su consumo diario ya que al tener un poder endulzante muy superior al del azúcar, dificultan que consigamos adaptar nuestro paladar a los sabores naturales de los alimentos.
PODEMOS DIVIDIRLOS EN DOS GRUPOS:
- Edulcorantes naturales: salvo la stevia, todos tienen poder calórico y se transforman en glucosa en el organismo (es decir, producen un aumento de la glucosa en la sangre). Los más conocidos y utilizados en la industria son la fructosa, la stevia , la taumatina y los polialcoholes o alcoholes del azúcar ( sorbitol, manitol, maltitol, xilitol, isomalt y lactitol, todos ellos muy utilizados en repostería, caramelos y chicles etiquetados cómo sin azúcar)
- Edulcorantes artificiales: No tienen poder calórico y no producen aumento de la glucemia en sangre, por tanto son una buena alternativa al azúcar en pacientes con diabetes ( lo que no quiere decir que deban formar parte de la alimentación habitual de este grupo de la población ) . Los edulcorantes artificiales más habituales en el mercado son la sacarina, sucralosa, ciclamato, aspartamo, acesulfame de potasio y el neotame
En general, casi todos los edulcorantes que podemos comprar en el supermercado están compuestos por mezclas de varios, por lo tanto, es recomendable leer siempre la composición del producto para saber con seguridad lo que estamos consumiendo.
LOS MÁS COMUNES:
Sacarina: es 300 veces más dulce que el azúcar de mesa y no tiene ningún beneficio para la salud. Si se toma en cantidades controladas es seguro a nivel sanitario y no presenta ninguna contraindicación grave. La ingesta diaria adecuada (IDA) para la seguridad de este edulcorante es de 2.5mg/ kg de peso / día. No aguanta las altas temperaturas, por tanto, no se recomienda para hacer repostería que necesite horneado ya que aportará un sabor metálico a la receta.
Aspartamo: 200 veces más dulce que la sacarosa, es muy estable a temperatura ambiente pero con la cocción o el horneado pierde su poder edulcorante. Este no puede ser consumido por las personas que padecen de una enfermedad genética llamada fenilcetonuria ya que el aspartamo contiene fenilalanina
Ciclamato: 30-50 veces más dulce que el azúcar de mesa (sacarosa), su ventaja es que es estable a altas temperaturas y por tanto se puede utilizar para cocinar y hornear.
Stevia: no es un edulcorante artificial, se le considera edulcorante natural sin aporte calórico, siendo el único edulcorante natural que no aporta calorías ni incrementa la glucemia. Esta es su ventaja y el motivo por el cual se ha puesto de moda en los últimos años. Debemos tener en cuenta, que la stevia que compramos en los supermercados suele estar mezclada con otros edulcorantes, por tanto debemos prestar atención al etiquetado para saber con seguridad lo que estamos consumiendo
Los polialcoholes (sorbitol, manitol, xilitol… ): se consideran hidratos de carbono, tienen valor calórico (2Kcal/g) y elevan la glucemia en sangre (los pacientes con diabetes deben tenerlo en cuenta a la hora calcular las raciones de hidratos de carbono de la dieta) Es muy común encontrarlos en los productos etiquetados sin azúcar ya que su sabor es muy parecido al del azúcar (galletas, chicles, caramelos, bollería…) siendo esto una verdad a medias. Un consumo excesivo produce gases, dolor e inflamación abdominal.
¿EXISTE EL EDULCORATE PERFECTO?
No, acostumbrar nuestro paladar a los sabores naturales de los alimentos y evitar todo lo posible el consumo de azúcares añadidos, polialcoholes y edulcorantes es mi recomendación. Endulzar con fruta, canela, coco rallado, frutos secos… te ayudarán a reducir la cantidad de azúcar de tus recetas.
Puedes consultar recetas saludables sin edulcorantes en mi cuenta de IG @tuespaciodenutricion
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